El futuro de la movilidad suele adjudicarse a los medios de transporte eléctricos, sin embargo, como intenta demostrar Bosch, existen otras alternativas reales para combatir o minimizar las emisiones contaminantes en nuestro planeta. La compañía germana está trabajando en plantas piloto con combustibles sintéticos o neutros en carbono que contribuirían a reducir las toneladas de CO2 presentes en nuestra atmósfera y, por tanto, combatir el efecto invernadero, pues en su proceso de fabricación se utilizaría este gas contaminante.
De esta forma, el CO2 se convierte en materia prima para producir gasolina, diésel y un sustituto del gas natural con la ayuda de electricidad generada por energías renovables. La emisión de CO2 de los coches y motos sería la misma que hoy en día, pero en la obtención de esta combustible se retirarían de la atmósfera la misma cantidad de partículas para que el balance resultante fuese neutro o 'cero'. 'Lo comido por lo servido', como se suele decir.
"Los combustibles sintéticos pueden hacer que los vehículos de gasolina y diésel sean neutros en carbono y, por lo tanto, que contribuyan significativamente a limitar el calentamiento global", afirmaba Volkmar Denner, presidente del Consejo de Administración de Robert Bosch GmbH.
Además de la medioambiental, otras de las ventajas de estos combustibles sintéticos son que serían compatibles con los motores de combustión actuales, tanto diésel como gasolina, y que podrían suministrarse sin problemas en la red de estaciones de servicio. Esta alternativa es todavía fruto de un proceso complejo y costoso. Según estudios de Bosch, en un futuro, su precio podría rondar el 1 o 1,40 euros por litro.
La fabricación de estos combustibles se realiza mediante la combinación de partículas de hidrógeno extraídas del agua con el CO2 reciclado (tanto de procesos industriales como de los filtros de aire que capturan dióxido de carbono). Según el estudio de Bosch, en 2050 el uso de este combustible podría ahorrar hasta 2,8 gigatoneladas de CO2 (el triple de las emisiones de dióxido de carbono que ha producido Alemania el año pasado).